En 1906 la Municipalidad de Rosario ordena levantar un nuevo censo que se efectúa el 19 de octubre de ese mismo año, con resultados satisfactorios. 

En 1900 se había censado sólo a los habitantes, en este nuevo relevamiento se incluyeron las edificaciones. Se utilizaron fichas identificadas con colores para cada persona, “coloradas” para las mujeres y blancas para los varones. En el caso de las mujeres también se incorporó una pregunta, solo en los casos de mujeres casadas o viudas, ¿cuántos hijos ha tenido?.

La “libreta del censista” registraba para cada vivienda: si era casa de familia, inquilinato, etc.; tenencia de cloacas, aguas corrientes, cuarto de baño y cantidad de pisos.  Además de esas preguntas, en cada vivienda se registró el número de hombres y de mujeres, por separado; lo que podría ser útil para armar la “unidad demográfica de la familia”.